Siempre soñamos, aunque muchas veces no los
recordemos, “soñamos”, muchas personas dicen que no sueñan, es algo discutible, el sueño es un compendio de imágenes
y sucesos que transcurren en nuestra mente, pueden ser sobre hechos acaecidos
durante el día o hechos fantasiosos que queremos que sucedan, soñar es como una realidad virtual que experimentamos mientras dormimos.
Hay sueños fantásticos, que cuando nos
levantamos, aunque no lo recordemos, nos sentimos fantásticamente bien, pero si
los recordamos estamos mucho más felices y alegres el resto del día, porque nuestro
deseo es tan grande que desearíamos que sucediera tal y como lo hemos soñado.
Pero hay sueños completamente opuestos, que nos hacen sentir bastante
mal, nos asustan, son terroríficos y
pueden llegar a tal magnitud que a veces nos levantamos sobresaltados e incluso
temblando de miedo.
También hay sueños recurrentes, son aquellos que durante
un tiempo muy prolongado soñamos lo mismo sin ninguna variación, una y otra vez.
Dos de mis sueños recurrentes cuando era niña, era que me caía de un avión y
nunca llegaba al suelo y el otro sueño era ver todo el rato una espiral que
daba vueltas constantemente, ya de mayor pregunte a un psicólogo conocido mío y
según él me informo que el primer sueño era “querer estar en libertad, huir de los problemas cotidianos” (en mi
caso eran los estudios), el segundo sueño según él era “el deseo de concentrarme, de poner más atención y resolver mi problema con
los estudios” (reconozco que era vaga para estudiar y muy distraída).
Pero hay
otros sueños extraños que te dejan
pensativo que vas como sonámbulo porque inconscientemente tratas de averiguar
el porqué de ese sueño.
A veces una
mala digestión, una cena muy copiosa, un mal día en los estudios o en el
trabajo hace que tengamos lo que se llaman “pesadillas”,
la mente tiende a esparcirse, a desahogarse, a tener una salida de escape
cuando hay algo que no funciona como debiera.
No con esto
digo que no debemos hacerle caso a los sueños, estos a veces nos informan de
algo que hemos percibido subconscientemente en nuestra jornada diaria pero que
no nos hemos dado cuenta y al repasarlo y estudiarlo puede que nos demos cuenta
de donde está el fallo o la ventaja.
También
influye en nuestros sueños nuestros sentimientos, si somos muy envidiosos,
celosos, engreídos, etc., o todo lo contrario generosos, amables, cariñosos,
estos sentimientos repercutirán en nuestros sueños y podemos llegar a tener
sueños molestos o sueños agradables, tenemos que hacer turismo interno para
saber porque el subconsciente nos informa que algo no marcha bien.